El Gobierno confirmó un nuevo ajuste en las tarifas de servicios esenciales que entrará en vigor a partir de diciembre. Según fuentes oficiales, la tarifa eléctrica aumentará un 2%, la del gas un 2,7%, mientras que el impuesto a los combustibles subirá un 1%, lo que podría repercutir en el precio final de la nafta.
Estos ajustes se enmarcan en la política gubernamental de reducir los subsidios para alinear los costos de producción de gas y generación eléctrica con los valores pagados por los usuarios. Hasta octubre, el gasto público en subsidios cayó un 34,4% en términos reales respecto al año pasado. Sin embargo, este ahorro para las arcas estatales ha implicado un fuerte impacto en las facturas que pagan los usuarios. Según un informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA y el Conicet, hasta noviembre la electricidad acumuló subas de hasta el 189%, mientras que el gas registró incrementos de hasta el 564%, dependiendo del nivel de ingresos del hogar.
Distribución de costos y subsidios
La diferencia en los valores de las boletas depende de los subsidios asignados según el nivel de ingresos de los usuarios. En electricidad:
- Los hogares de bajos ingresos cubren solo el 26% del costo de generación,
- Los de ingresos medios pagan el 41% en consumo bonificado y el 93% por el excedente,
- Mientras que los hogares de altos ingresos, comercios e industrias abonan el 93%.
En cuanto al gas:
- Los hogares de bajos ingresos pagan el 23% del valor del servicio,
- Los de ingresos medios, el 29%,
- Y los de altos ingresos y comercios cubren el 64%.
El resto es financiado por el Ministerio de Economía a través de subsidios.
Nafta: ajustes previstos
Respecto a los combustibles, aún no está definido cómo se trasladará el aumento del impuesto a los precios en surtidores. Sin embargo, el comportamiento reciente muestra un patrón de incremento: en noviembre, tras una baja del 1% en octubre, el precio volvió a subir un 2,7%. Se espera que el nuevo ajuste fiscal vuelva a presionar el valor en diciembre.
Estos aumentos confirman la tendencia hacia una reducción progresiva de los subsidios estatales, impactando en los costos que deberán afrontar tanto hogares como comercios y sectores productivos.