En un discurso contundente y cargado de polémica, el presidente de Argentina, conocido por su postura liberal y antagónica frente a las corrientes de izquierda, volvió a criticar con dureza lo que denominó «el cáncer del wokismo» y sus consecuencias en las sociedades occidentales. Durante su intervención en un foro internacional, el mandatario vinculó las manifestaciones más radicales de la ideología de género con prácticas que calificó como «abuso infantil» e incluso «pedofilia», generando una fuerte reacción tanto de aliados como de opositores en el ámbito político y social.
En su exposición, destacó: “Hace un año me paré frente a ustedes, en soledad, a denunciar que Occidente se ha desviado y que debemos volver a abrazar los valores que nos hicieron grandes: la vida, la libertad y la propiedad privada. Hoy, no me siento tan solo. Argentina se ha convertido en un faro de esperanza para el mundo, un ejemplo de responsabilidad fiscal y un nuevo modelo de liderazgo que no teme decir la verdad, por incómoda que sea.”
El presidente sostuvo que la ideología de género, en sus facetas más extremas, representa un ataque directo a los valores occidentales y a la familia tradicional. Además, acusó a instituciones globales y medios de comunicación de promover agendas que, según él, distorsionan principios fundamentales como la igualdad y la libertad, transformándolos en privilegios selectivos.
“Lo que llamamos justicia social o equidad no es más que un pretexto para expandir el poder del Estado, mientras pisoteamos los derechos fundamentales de las personas. La ideología de género, disfrazada de inclusión, promueve aberraciones que destruyen nuestras bases culturales y, en sus formas más extremas, constituyen abuso infantil. No hay otra palabra para describirlo: son pedófilos,” sentenció.
A lo largo de su discurso, el mandatario reafirmó su postura contra lo que denominó “la agenda siniestra del wokismo” e insistió en la necesidad de combatir estas ideas en todos los frentes: desde las instituciones educativas hasta los organismos supranacionales. “Si queremos rescatar a Occidente, debemos extirpar estas cadenas ideológicas y volver a los principios que hicieron posible nuestra era de prosperidad.”
Las declaraciones no tardaron en generar una avalancha de reacciones. Grupos defensores de derechos humanos y organizaciones vinculadas a la diversidad de género condenaron las palabras del presidente, calificándolas de peligrosas y de incitación al odio. Por otro lado, sectores conservadores y figuras políticas afines al mandatario respaldaron sus afirmaciones, considerándolas una defensa legítima de los valores tradicionales.
En un contexto de cambios históricos y enfrentamientos ideológicos a nivel global, el discurso del presidente argentino marca otro capítulo en su cruzada por reposicionar los valores liberales clásicos y enfrentar lo que él describe como «la decadencia cultural de Occidente».
La polémica está servida, y el debate promete intensificarse en los próximos días.