El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, una medida que afectará directamente a la Argentina, uno de los principales proveedores de estos productos al mercado estadounidense.
Esta decisión, orientada a proteger la industria nacional norteamericana, genera preocupación en el sector metalúrgico argentino, especialmente en empresas como Aluar y Tenaris. Aluar, que destina alrededor del 40% de sus exportaciones de aluminio a EE.UU. por un valor de 700 millones de dólares anuales, verá encarecidos sus productos en ese mercado, lo que podría reducir su competitividad y afectar sus ingresos.
Ante este escenario, el presidente argentino, Javier Milei, busca utilizar su cercanía con Trump para mitigar el impacto de los aranceles. Milei viajará a Mar-a-Lago para participar en un evento donde espera establecer contacto con el mandatario estadounidense y reforzar su posicionamiento en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que Argentina gestiona un rescate financiero de al menos 20.000 millones de dólares.
Por su parte, el canciller Gerardo Werthein se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, para sentar las bases de un posible acuerdo comercial entre ambos países. En 2024, el comercio bilateral entre Argentina y EE.UU. alcanzó entre 13 y 16 mil millones de dólares, y el Gobierno argentino busca fortalecer esta relación ante el nuevo escenario arancelario.
La Cámara de Comercio de EE.UU. en Argentina (AmCham) advirtió que los nuevos aranceles podrían afectar a sectores clave como el agroindustrial, textil y metalúrgico. Aunque en 2024 Argentina logró un superávit comercial con EE.UU., impulsado por la crisis económica y la caída de importaciones, la imposición de tarifas podría revertir esta tendencia y perjudicar la balanza comercial.
Expertos advierten que estas políticas proteccionistas podrían generar tensiones en el comercio internacional y afectar a consumidores y fabricantes estadounidenses, quienes temen aumentos de precios y posibles represalias comerciales. Además, señalan que estas medidas podrían debilitar el sistema global de libre comercio y frenar el crecimiento económico mundial.
Ante este complejo panorama, Argentina enfrenta el desafío de negociar excepciones o acuerdos para minimizar el impacto de los aranceles y mantener su relación comercial con EE.UU. en un contexto de incertidumbre global.